Dificultad para quedarse o permanecer dormido y, en muchos casos, se puede aliviar con unos pocos cambios simples de comportamiento o con medicamentos. La persona debe hablar con el médico si presenta cualquiera de los siguientes síntomas:
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Somnolencia excesiva durante el día.
- Antecedentes de quedarse dormido durante el día en momento inapropiados.
- Pesadillas o pensamientos perturbadores que la mantienen despierta.
- Dolor, micción frecuente o sensaciones inusuales que la mantienen despierta.
- Dificultad significativa para levantarse a la mañana.
- Sueño que no es reparador.
- Despertarse varias veces a lo largo de la noche.
- Despertarse temprano en la mañana.